Capitulo 60

A ver como reaccionan (: 

Espero comentarios (No puteadas).

¿Quieres que te avise cuando suba nuevo capítulo?

Déjame tu twitter.

Beso

************************************************************

-Lali, ¿Lo acompañas a la puerta, tengo que hacer unas llamadas?

-Claro –Asenti-

-Bueno, supongo que nos veremos al rato –Asenti nerviosa-. Saludame a Peter –Lo mire enojada y salio, avente la puerta tras de él- 

-¿Todo esta bien, arquitecto? –Me pregunto el jefe de la obra-

-Si, ¿Pregunto sobre los materiales que le dije?

-Si, pero me dieron la negativa, dicen que son los materiales que se usaran ahora porque el presupuesto se recorto

-¿Otra vez? ¿Saben que estamos haciendo un monumento a su revolución? ¿Creen que estoy es una…una…pinche plaza? –Sonrio burlon y se encogió de hombros-

-No puedo hacer nada                 

-Pero yo si –Dije decidido, y me dirigi a la oficina del cabildo municipal-. ¿Esta el señor Mauricio? –Le pregunte a su secretaria-

-Buenos días, arquitecto –Me dijo amablemente y me lamente por mi falta de respeto-

-Buenos días

-El señor Mauricio se encuentra en una junta, ¿Gusta esperarlo? –Mire el reloj, y despues nuevamente a ella-

-¿Tardara mucho?

-No creo –Me dijo sonriendo-

-Lo espero –Asintio y me señalo las sillas que estaban frente a ella-

Veinte minutos pasaron y aun no salian, me iba a levantar para volver a preguntar si faltara mucho, pero mi celular vibro

Gordo ¿Estas muy ocupado? Te necesito en casa

Luisana no es de mandarme mensajes cuando sabe que estoy trabajando, así que probablemente si sea urgente

-¿Isa, faltara mucho?

-Si, me acaban de avisar que la junta se alarga aun mas. Lo siento –Negue-

-Decile al señor Mauricio que cuando pueda, hoy, me llame ¿Si? Él tiene mi numero –Asintio-. Gracias –Sonrio y me despidió agitando su mano-

Subi al auto y en menos de diez minutos estaba en la puerta del apartamento

-¡Lu, amor, ¿Dónde estas?!

-¡En la cocina! –Me encamine hacia allí-

-Hol… ¿Qué es todo esto? –Mire el desayunador lleno de comida puramente mexicana-

-Pasa que a mi me enseñaron que cocinar, es una forma de dar amor. –Me fue imposible no sonreírle- ¿Te gusta?

-¿Qué si me gusta? –Me acerque a ella y le rodee la cintura- ¡Me encanta!

-¿Enserio? –Asenti acariciándole el cuello con la nariz-

-Aunque es muy capaz que me de gastritis, pero gracias, mi amor –Se alejo y me miro sorprendida-

-¿Cómo me llamaste?

-¿Eh?

-¿Me llamaste “Mi amor”? –Sonrei y bese delicadamente sus labios-

-Ay, te quiero tanto, tanto –Beso mi mejilla, mi frente, toda mi cara-

-Sos mas tierna. La haces de dura, pero sos un pan –Me sonrio dulce y me beso-

Terminamos el dia entre las sabanas y lo empezamos de la misma manera. Aunque cuando la mire descarsar sobre la almohada blanca, con su cabello esparcido como gruesos listones negros, recordé a Lali. Me levante con cuidado y entre a la ducha, cuando Sali me vesti para ir a trabajar, aunque aun faltaran dos horas. Entre al pequeño cuarto del que habia hecho mi estudio y vi un libro color café sobre mi escritorio, una carta descansaba sobre él

Para: Peter Lanzani

No tenia remitente, e igual lo abri, eran textos de escritores anónimos, tal vez lo enviaron de la universidad de Filosofia y Letras, aunque me pareció extraño porque no estoy ligado en absoluto con esa rama. Abri el libro en la pagina que estaba el marcador de cuero, tenia escrito “Pau Koloffon” en la parte de arriba:

“Verla recostada a mi lado, con su cuerpo entrelazado en el mío. Sus ojos completamente cerrados, soñando un mundo, un universo, paz. El ritmo de su respiración, señal de su existencia y de su realidad.
Sus labios entreabiertos, diciendo palabras que no sonaban, pero que los latidos de su corazón decían. Lo entendí todo cuando la presión de su cuerpo con el mío me hizo sentir en casa, feliz.
Me imaginé entonces toda aquella sangre corriendo por sus venas, todo su cuerpo funcionando correctamente, sus hermosas pupilas detrás de sus párpados, su voz que resonaba en mi cabeza. Cada movimiento que estaba quieto, el aire que entraba y salía navegando por sus pulmones. El mismo aire que yo respiraba al tenerla a dos centímetros de mí. Toda aquella oscuridad que nos acobijaba, las palabras que no decíamos, las miradas que no compartíamos, los besos que no nos dábamos, porque ella dormía profundamente. Como un ángel. Perfección. Sólo podía sentir su corazón lleno de sentimientos, de emociones, de pasado, de presente y de futuro. Heridas que me propuse a sanar, sueños que me propuse a cumplirle. Toda su fuerza, su grandeza, su espíritu reposaba en absoluto silencio y yo sólo me concentraba en cada detalle, en cada suspiro. El cabello que caía en su cara, sus piernas entre las mías, la manera más hermosa de dormir que he visto. Fui testigo de su ternura. Todo momento sintiéndola cerca fue perfecto, como si quisiera presionarla demasiado contra mí para poder entrar en ella sin salir jamás de ahí. Para quedarme por siempre en su corazón. Tanto silencio, tanto amor me hizo saber que dormir junto a la persona que en realidad se quiere más que a nadie y a quien más se anhela, es una de las mejores experiencias que se viven y si tuviera la oportunidad lo haría cada día de mi vida; porque en el momento en el que sus ojos se abren por primera vez en el día, es como si recibiera el más grande de los regalos. Es como si se abrieran las puertas para descubrirla un día más, quererla un día más y hacerla sonreír por el resto de las horas hasta que se vuelva a repetir tan hermosa maravilla.”

Y de nuevo, despues de tanto tiempo, llore, de rabia, de furia, de enojo, de sentimientos ahogados, de gritos callados, pero sobre todo de tristeza. No pude evitar recordar a Lali en cada párrafo, cada palabra, cada letra, parecía que este libro, este texto fue especialmente escrito para decirme:

Tuviste al amor de tu vida entre tus brazos, la conociste, la amaste y la dejaste ir. Por imbécil. Por idiota.

Y es que es la verdad, y lo sabia, y lo se, y siempre lo sabre; Lali es el amor de mi vida para siempre, y nadie cambiara eso. Pero ahora mi vida es otra, mi compañera no es Lali, y no hay nada que me parta el alma mas que eso.

Estaba en mi habitación mirando las fotos que habia en mi celular, en su mayoría de Peter y mias, durante el viaje y de paseo por la ciudad. ¡Dios! Lo extraño tanto, una lagrima se deslizo por mi mejilla, la seque, otra escapo y pronto me vi hecha un mar de lagrimas en el que el motivo de la inundación era que extrañaba a Peter mas de lo que eh extrañado a nadie en mi vida. Dos golpes secos en la puerta hicieron que me secara las lágrimas y, con cuidado, me sentara en la cama

-¿Si?

-Soy German, señora

-Adelante –Entro y me miro-

-¿Se encuentra bien? –Asenti- El señor la llama

-Enseguida bajo, gracias –Asintio y se retiro-

Guarde el celular en el cajón de la mesita de luz. Me acomode la camisa y baje hacia el despacho de Pablo

-¿Me llamaste? –Le dije cuando entre a la habitación. Gaston no estaba-

-Si, si, amor –Esto ultimo sono como si lo hubiera escupido-. Sentate –Señalo la silla al frente y obedeci-

-¿Qué pasa, Pablo?

-Gaston recién se fue, pero antes de irse me dijo algo extraño, bueno me dijo dos cosas extrañas, pero una de ellas no me la imaginaba ¡Por el puto Diablo que no! –Lo mire preocupada-

-¿Qué te dijo, Pablo?

-Me dijo que soy esteril

Una sensación de alivio se extendió por todo mi cuerpo, pero cai en lo que habia dicho y levante la mirada. La rabia, el enojo y su orgullo destrozado se estaban encontrando en sus ojos

-¿Qué? –Dije con un hilo de voz-

-Oh, si, pero esa ya me lo imaginaba, lo que me causo mas enojo fue que dijo que te habia visto en Barcelona

La sangre dejo de correr por mis venas, por autoreflejo me levante de la silla

-Ah, si, me olvide de contarte, fue en un…

-¿Si? ¿Tambien me ibas a contar que estabas con Martin?

Grito furioso y se levanto de la silla para ponerse frente a mi, tomo mi muñeca y la apretó

-Pablo, me lastimas

-¡¿Yo te lastimo?! ¡Sos una puta, Mariana! –Levante la mirada, mis ojos se comenzaron a aguar- ¿Te acostaste con el jardinero? ¡Con el guardaespaldas, puta madre! ¿Enserio? ¿Con tan poco te conformas?

-Pablo…

-¡Contestame, idiota! ¿Por qué?

-¿Por qué, que?

-¡¿Por qué lo hiciste, Mariana?! ¿Por qué me engañaste?

-Yo…no se –Negue mirando el piso-

-¡Mirame a los ojos cuando me hablas! –Golpeo la puerta haciendo que de un respingo-

-Lo siento

-¡Me vale tres huevos si lo sentís o no! ¡Te quiero fuera de mi casa!

-Pablo, estoy embarazada y…

-¡No me importa! –Grito y abrió la puerta, tomo mi brazo y me saco del despacho- ¡Te vas! ¡Quiero que te largues de mi casa con ese bastardo! –Grito y los empleados se comenzaron a reunir para ver la escena- ¡Sos una puta, Mariana! ¡Una puta poca cosa!

Me avento al suelo e instintivamente puse las manos en mi panza

-¡Pablo! –Grito Sofia y corrió a ayudarme-

-Soltala –Ella hizo caso omiso y me ayudo a levantarme- ¡Que la sueltes te dije! –Le apunto con el arma y ella me solto una vez que estuve completamente de pie- ¡Fuera! ¡Fuera todos! –Les grito y ellos lo obedecieron, incluso Sofia que me miro preocupada- Vete de mi casa –Me dijo muy lento y amenzante- y advertirle al hijo de puta ese que lo estoy buscando y que cuando lo encuentre no va a ser para saludarlo

Antes de que pudiera decir palabra el dorso de su mano golpeo mi mejilla, aventándome de nuevo al suelo

-Y agradece que apelo a la lastima y no te mato –Dijo eso y entro a su despacho dando un portazo- 

Continuara...